Podría ser París

Volvamos a encontrarnos. En varias decenas de años. Cuando nuestra energía sea sólo para mirar atrás nuestro pasar como a un museo. Volvamos a encontrarnos en una ciudad que sea en partes iguales melancólica, fría, honesta y profunda. (Podría ser París.) Compartamos una copa de vino negro. Tengamos sobre los hombros varios ex maridos y ex mujeres, varios concubinatos y matrimonios y desamores, varios hijos y tal vez nietos. Estemos sólo para ver los frutos de todo aquello que tuvimos y que hicimos. Volvamos a encontrarnos para repasar lo que recorrimos, juntos, y separados. Para pensar en lo que fuimos y en lo que podríamos haber sido, si hubiéramos sido más valientes. Podríamos entonces desear volver a tener otra vida entera, para haber tomado otras decisiones y no haber sido tan arrogantes con el tiempo y el destino. Podríamos desear habernos mirado más a los ojos y menos al espejo. Podríamos tragarnos el arrepentimiento para profesar resignación, detrás del orgullo; y nunca jamás enterarnos de lo que le pasa por las costillas al otro
Volvamos a encontrarnos. En varias decenas de años. A ver si entonces entendemos lo mal que estamos haciendo.
Siempre vamos a querer estar juntos
pero nunca vamos a poder,
me dijiste.
Aunque yo pensé:
Siempre vamos a poder estar juntos
pero nunca vamos a querer.

Y así estamos todavía:
retorciendo las palabras
a ver si nos entendemos.
Buscándonos sin querer encontrarnos
y encontrándonos sin habernos buscado.