En la vida las cosas buenas suceden como una reacción en cadena. Como las figuras que se arman con las piezas de dominó. Uno se tiene que tomar el trabajo, con esfuerzo y paciencia, de colocarlas de pie, una por una, cada cual pegada a la otra sin que ninguna se caiga, y así ir armando el camino del dibujo. Y uno también tiene que tener la fuerza y capacidad de cálculo direccional necesarias y justas para empujar sabiamente la primera piecita en el momento indicado. Ni un proceso ni el otro son fáciles, ni instantáneos, ni suceden automáticamente. Pero una vez que cae la primera pieza, comienza la magia. Y ahí uno solo tiene que relajarse y disfrutar del espectáculo.

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