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A Ángeles

Al fin tu garganta
escupió al demonio
que llevabas desde siempre
y desde nunca.
Afuera
lo sacaste
afuera.
Y cultivaste leche
y sangre dulce
sangre virgen
y dulce.
Y tu vientre se infló de promesas
de amor
de vida.
Y tu cuerpo se hizo cuna
tu piel se hizo abrigo
tu voz se hizo arrullo.
Tu alma se multiplicó
y tu carne también.
Ya no estás sola.
Ya sos dos.
(2002)

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