
La noche
trajo dos soles
inmensos
y redondamente perfectos.
Incerrables
a fuerza de alegrías
pasadas
y oquedades
futuras.
Vivos
a fuerza de lágrimas
lloradas desde el borde
para adentro.
Callados
por fuegos de miedo
e incertidumbre.
La mañana
trajo la seguridad
(engañosa
de esperanzas)
y el sueño.
(enero.2002)
(imagen S. Dali)
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