Ser uno mismo



Ya no creo en el ser humano

ni en la ausencia de la mugre

ni en la promesa de felicidad que hay detrás de todas las cosas.


Ya no creo en las voces

ni en lo que es ser uno mismo

ni en la palabra nunca

ni en la palabra siempre.


No creo en lo abstracto

ni en lo general ni en lo universal.


No creo en los ojos

ni en los poetas.


Y menos en el cielo.


Creo en la tos

y en los estornudos.

Creo en los bostezos

y en los parpadeos y en la garganta.

Creo en los huesos,

en el sistema circulatorio,

y en la elección de construirnos en cada momento.


Creo en las proteínas

y en las neuronas,

pero no creo en la nobleza del cuerpo.


Creo en la transpiración

y en las convulsiones.


Y creo

en lo intuitivo,

en lo genuino.


En lo verdadero.

(2003)

(foto Corbis)


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