Así fue como los ojos hasta llenarse
lloraron puentes y ventanas de piedra,
bendiciones de muerte y belleza,
recuerdos de batallas sin victoria,
y riquezas de los dioses viejos.
Así sobre los oídos se desmayaron lenguas extrañas
y visiones fragmentadas
de un pensamiento que me mira a los ojos
con lengüetazos de plumas y huesos.
Y el cielo de Roma se cae
en una tarde sofocada
por la soledad
la tormenta
el incendio…
(2004)
(foto Ana Arcioni)
No hay comentarios:
Publicar un comentario